sábado, 19 de mayo de 2012

Comerciante baleado


Tres ladrones robaron una verdulería de Barrio Pueyrredón el jueves último. Durante el atraco, balearon al dueño, Marcelo Cáceres (54), y a un cliente, el cual está grave en el Hospital de Urgencias.

Estamos cansados de los robos, el barrio es zona liberada”, se resignó el verdulero. La policía investiga el caso aunque todavía no hay detenidos.



Tuit: Tres ladrones robaron una verdulería de Pueyrredón. Le pegaron 3 tiros al dueño e hirieron a un cliente q está grave. No hay detenidos.

(Tuit 2: La esposa del dueño le pegó un zapallazo en la cara a uno de los ladrones.Se tomó como evidencia el arma: http://cor.to/qVg)

SIGA LEYENDO

sábado, 12 de mayo de 2012

Rojiblanco


Se mueve para acá, mirá para allá, gira la cabeza para un lado, los ojos para el otro, suena sus dedos, rechina los dientes. Movimientos hiperquinéticos dominan la escena. Su mirada no se aleja de la pelota. La diminuta remera rojiblanca debajo del sweater se le pega al alma. 

La pierde el 5, la recupera el 2, la toca al 8 quien de primera habilita al 10. La pisa, hace una pausa antes de acariciar el balón hacia el 9. Ahora el que hace la pausa es el corazón de ÉL. 

Se detiene todo, ya no suenan los dedos, sus manos  comienzan a cerrarse mientras suben hasta la altura de su pecho. Se para. Sus ojos engrandecen fijando una eterna mirada en el 9, los movimientos hiperquinéticos desaparecen junto al ruido de la hinchada. El delantero esquiva al arquero antes de definir violentamente. 

Él, parado en la tribuna, volando en la cancha, grita el gol con el alma, tira uno, dos, tres y hasta cuatro extraños puñetazos al aire, se abraza con desconocidos, se desconoce perdiendo su decoro. El corazón se le sale en cada interminable oooool. Y no termina nunca, es feliz. Esa lagrima que le recorre su pequeño rostro también lo es.

Periodista de alma. Curiosidad del destino, capricho de la genética, el rojiblanco lo siguió a todos lados. Radical como pocos, periodista como ninguno, lee todo al respecto, recibe llamados de políticos que no atienden a nadie. 

Consigue información, la analiza, escribe con la misma pasión que festeja los goles. Como si estuviese en una cancha, pasa el tiempo, su cuerpo debilitado le pide una pausa. Pero cual 10 batallador buscando la victoria, él la pelea y despliega su magia armonizando palabras hasta el minuto 90.  

“Ya no, ya estoy cansado”, le dice a un compañero de La Voz cuando éste le ofrece su notebook para que escriba la última nota que no fue. El tiempo de alargue ya se había cumplido para este guerrero de la pluma.

Se va. Y ahí está, acostado, aliviado, respirando el ambiente por última vez, sabe que en breve estará mejor. Y es en ese momento que desde la radio de su corazón, se escucha la inconfundible voz del Turco Whebe. El eterno grito de gol le recorre esparciendo el último suspiro de vitalidad por todo su cuerpo. 

Y Fernando oye. Ya no mueve la cabeza, ya no dispersa su mirada, ya no aprieta los puños, abre sus ojos por última vez, los cierra justo antes que incontables recuerdos se atropellen en su mente. Festeja con el alma. Es feliz. Nuevamente, es feliz.

Hasta siempre Micca,


*Soy hincha de Talleres desde antes de saberlo, hasta los huesos me duelen cuando perdemos, pero esta campaña aliento a Instituto. Deseo con todas mis fuerzas que ascienda porque sé que Fernando, desde allá, tirará de nuevo extraños puñetazos al aire, será feliz y descansará en paz.

Me tocó cuidarlo un par de veces en su última etapa, pero, en realidad, era él quien me cuidaba. Me dedicaba a escuchar, sobre todo a sus silencios. Me enseñó sin hablar más de la vida y la muerte de lo que aprendí en 25 años. Tuvimos charlas que quedarán entre nosotros, pero me dejó esas frases que uno nunca olvida, esa frases que te ayudan a seguir, a valorar y a olvidar. Después de todo, vivimos una sola vez.

SIGA LEYENDO