miércoles, 24 de diciembre de 2014

La última nota



Si esta fuera la última nota/ la final/ la escribiría lo más larga que pudiese/ ocuparía la página de los taxistas/ los colectiveros/ el Suoem/ la página de Mafalda/ y saldría a la calle con la fuerza de un Scania Vabis/ ahí viene la última nota de Salzano/ buáááááámmmmmmmm.

Si esta fuera la última nota/ la haría brillar como una cucharita/ aullaría como un perro/ una nota curtida como un poste de la luz/ una nota tan vieja como los sueños/ un mensaje para los vivos/ otro mensaje para los muertos/ mi última nota será suave como el cachete de un bebé/ una nota de luna llena/ una nota –como mi mamá– con la cabeza envuelta en un pañuelo/ que su corazón lata rápido/ una nota sobrada de óvulos y espermatozoides/ fecunda/ ¿quieren un dulce clamor?/ ahí lo tienen/ ¿se acuerdan cuando murió Mestre/ el padre de Mestre/ y la gente salió a la calle para despedirlo?/ bueno/ me gustaría que a mi última nota la saludaran como a él.

Quienes no olvidan a los muertos/ no necesitan que se los recuerden.

Si esta nota fuera la final/ la del abismo/ antes de entregarla me detendría a rezar delante del finado cine Novedades/ iría al Observatorio para darle una última ojeada a Saturno/ volvería a Grimoldi para preguntar si recibieron los zapatos de gamuza azul/ abriría la boca frente al sol poniente para tener una dentadura de oro/ y a la noche pasearía hasta el Coniferal/ donde está la estatua de José Gervasio Artigas/ vengo a despedirme/ cuídeme la luna, general.

A la última nota/ la llevaría sujeta entre los dientes/ como a un cachorro/ y antes de entregarla le pasaría la lengua por el lomo/ por las orejas/ y le rascaría el morro/ como a ellas le gustan/ con la yema del meñique.

Si esta fuera la última nota/ emplearía palabras de 800 gramos para arriba/ por ejemplo: narizgargantayoídos/ pondría pocos puntos/ pocas comas / algunas letras rojas/ el polen de la literatura es más viejo que el de las flores / la última nota que escriba medirá 50 de alto por 30 por 26 centímetros/ lo mismo que el corazón de los osos.

Si esta fuera la última nota/ la dejaría para después/ para más adelante/ faltando dos líneas para terminarla me detendría/ no la escribiría/ ahí viene la última nota de Salzano/ dirían/ tranquilos/ no es nada más que el rugido de un camión Scania Vabis.

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viernes, 31 de enero de 2014

Como siempre, igual que nunca

Te vi. Vi de nuevo tus ojos. Sentí de nuevo tu presencia. No me podía acercar. Sentí ese pavor que se siente cuando te paralizás en un sueño solo para no despertarte. Te quedás inmóvil por miedo a descubrir que no es real. 

Te seguí. Ibas tan segura que temblé. No hay nada peor ni mejor que una mujer segura. Abriste la puerta. Te seguí. La cerraste. Me quedé mirando el vacío. “Vení acá”, escuché que ordenaste. Antes que la “a” llegara a mi oído estuve ahí, al frente tuyo. De nuevo. Como siempre, igual que nunca. Me acariciaste el rostro rápidamente con tu mano. No sentí el golpe solo la descarga. 

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Si...

Si entendías mi humor, mi trabajo y mi dolor. Si tocaste mi corazón con tu primer beso. Si lo acariciaste con tus sonrisas intentando sanar mis heridas. Si lo apretaste mientras la pasión nos consumía. Si lo dejaste cada vez que las dudas revoloteaban dentro tuyo. Si lo exprimiste cuando te despediste…

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miércoles, 24 de julio de 2013

¿Cómo pasar los contactos de un Blackberry a otro Blackberry?

¿No sabés cómo pasar los contactos de un Blackberry a otro Blackberry? 

Acá te dejó un simple tutorial que te muestra cómo lo podés hacer en 4 fáciles pasos: 

1. Descargar el BlackBerry® Desktop Software: http://ar.blackberry.com/software/desktop.html

2. Abrí el programa, conectá tu celu viejo y cancelá la primera ventana que te aparece.



3. Elegí "Organizador".Tildá "Contactos" y click en "Configurar".Rellenás como se ve en la imagen y le das aceptar. Luego,"Sincronizar"


4. Cerrás el programa. Desconectás tu celu viejo y ponés el nuevo. Hacés lo mismo que antes pero configurás como se ve en la imágen. Luego, "Aceptar" y "Sincronizar". 



Listo! Ya tenés todos tus contactos en el celu nuevo. Lo que hiciste fue, primero, descargar tus contactos del cel viejo a tu compu (en la carpeta "contactos") y luego subirlos a tu cel nuevo.

Aclaración: si no les aparece la opción de tildar “contactos”, agarren su cel, vayan a contacto, opciones, sobre su mail abren el menú y le ponen NO a sincronización inalámbrica.

*Bonus: En el paso 3 te sale esta ventanita 


Y luego continúa así:


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jueves, 7 de junio de 2012

“Fernandito”


En marzo de 1997, pleno proceso militar y cuando estudiar periodismo en Argentina era poco menos que un sacrilegio, vi por por primera vez a Fernando Micca en la por entonces “escuelita de Miguel”, hoy prestigioso Colegio Universitario de Periodismo Obispo Trejo y Sanabria.

Miguel, evidentemente, era y es Miguel Argentino Pérez Gaudio,

A partir de ahí comenzó una amistad que se fue forjando y fortaleciendo en el tiempo. Tímido e introvertido, su capacidad intelectual no pasó inadvertida entre tantos compañeros de curso que buscaban ser protagonistas en el arte de describir la realidad.

Era el más pequeño de físico pero también de edad. Había llegado desde su Falda natal con apenas 18 años y compartía con algunos amigos de la infancia, un pequeño departamento en el complejo Santo Domingo.

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sábado, 19 de mayo de 2012

Comerciante baleado


Tres ladrones robaron una verdulería de Barrio Pueyrredón el jueves último. Durante el atraco, balearon al dueño, Marcelo Cáceres (54), y a un cliente, el cual está grave en el Hospital de Urgencias.

Estamos cansados de los robos, el barrio es zona liberada”, se resignó el verdulero. La policía investiga el caso aunque todavía no hay detenidos.



Tuit: Tres ladrones robaron una verdulería de Pueyrredón. Le pegaron 3 tiros al dueño e hirieron a un cliente q está grave. No hay detenidos.

(Tuit 2: La esposa del dueño le pegó un zapallazo en la cara a uno de los ladrones.Se tomó como evidencia el arma: http://cor.to/qVg)

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sábado, 12 de mayo de 2012

Rojiblanco


Se mueve para acá, mirá para allá, gira la cabeza para un lado, los ojos para el otro, suena sus dedos, rechina los dientes. Movimientos hiperquinéticos dominan la escena. Su mirada no se aleja de la pelota. La diminuta remera rojiblanca debajo del sweater se le pega al alma. 

La pierde el 5, la recupera el 2, la toca al 8 quien de primera habilita al 10. La pisa, hace una pausa antes de acariciar el balón hacia el 9. Ahora el que hace la pausa es el corazón de ÉL. 

Se detiene todo, ya no suenan los dedos, sus manos  comienzan a cerrarse mientras suben hasta la altura de su pecho. Se para. Sus ojos engrandecen fijando una eterna mirada en el 9, los movimientos hiperquinéticos desaparecen junto al ruido de la hinchada. El delantero esquiva al arquero antes de definir violentamente. 

Él, parado en la tribuna, volando en la cancha, grita el gol con el alma, tira uno, dos, tres y hasta cuatro extraños puñetazos al aire, se abraza con desconocidos, se desconoce perdiendo su decoro. El corazón se le sale en cada interminable oooool. Y no termina nunca, es feliz. Esa lagrima que le recorre su pequeño rostro también lo es.

Periodista de alma. Curiosidad del destino, capricho de la genética, el rojiblanco lo siguió a todos lados. Radical como pocos, periodista como ninguno, lee todo al respecto, recibe llamados de políticos que no atienden a nadie. 

Consigue información, la analiza, escribe con la misma pasión que festeja los goles. Como si estuviese en una cancha, pasa el tiempo, su cuerpo debilitado le pide una pausa. Pero cual 10 batallador buscando la victoria, él la pelea y despliega su magia armonizando palabras hasta el minuto 90.  

“Ya no, ya estoy cansado”, le dice a un compañero de La Voz cuando éste le ofrece su notebook para que escriba la última nota que no fue. El tiempo de alargue ya se había cumplido para este guerrero de la pluma.

Se va. Y ahí está, acostado, aliviado, respirando el ambiente por última vez, sabe que en breve estará mejor. Y es en ese momento que desde la radio de su corazón, se escucha la inconfundible voz del Turco Whebe. El eterno grito de gol le recorre esparciendo el último suspiro de vitalidad por todo su cuerpo. 

Y Fernando oye. Ya no mueve la cabeza, ya no dispersa su mirada, ya no aprieta los puños, abre sus ojos por última vez, los cierra justo antes que incontables recuerdos se atropellen en su mente. Festeja con el alma. Es feliz. Nuevamente, es feliz.

Hasta siempre Micca,


*Soy hincha de Talleres desde antes de saberlo, hasta los huesos me duelen cuando perdemos, pero esta campaña aliento a Instituto. Deseo con todas mis fuerzas que ascienda porque sé que Fernando, desde allá, tirará de nuevo extraños puñetazos al aire, será feliz y descansará en paz.

Me tocó cuidarlo un par de veces en su última etapa, pero, en realidad, era él quien me cuidaba. Me dedicaba a escuchar, sobre todo a sus silencios. Me enseñó sin hablar más de la vida y la muerte de lo que aprendí en 25 años. Tuvimos charlas que quedarán entre nosotros, pero me dejó esas frases que uno nunca olvida, esa frases que te ayudan a seguir, a valorar y a olvidar. Después de todo, vivimos una sola vez.

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