viernes, 31 de enero de 2014

Como siempre, igual que nunca

Te vi. Vi de nuevo tus ojos. Sentí de nuevo tu presencia. No me podía acercar. Sentí ese pavor que se siente cuando te paralizás en un sueño solo para no despertarte. Te quedás inmóvil por miedo a descubrir que no es real. 

Te seguí. Ibas tan segura que temblé. No hay nada peor ni mejor que una mujer segura. Abriste la puerta. Te seguí. La cerraste. Me quedé mirando el vacío. “Vení acá”, escuché que ordenaste. Antes que la “a” llegara a mi oído estuve ahí, al frente tuyo. De nuevo. Como siempre, igual que nunca. Me acariciaste el rostro rápidamente con tu mano. No sentí el golpe solo la descarga. 

SIGA LEYENDO

Si...

Si entendías mi humor, mi trabajo y mi dolor. Si tocaste mi corazón con tu primer beso. Si lo acariciaste con tus sonrisas intentando sanar mis heridas. Si lo apretaste mientras la pasión nos consumía. Si lo dejaste cada vez que las dudas revoloteaban dentro tuyo. Si lo exprimiste cuando te despediste…

SIGA LEYENDO